Cuando a principios del siglo XIX el rey Guillermo I tuvo la idea de construir una casa de baños debajo del palacio Rosenstein, nació Wilhelma. El proyecto de la casa de baños se convirtió rápidamente en un jardín de recreo con pabellones, paseos, lagos y un salón de banquetes. Todo se diseñó en estilo morisco, aportando un toque de "Las 1001 noches" al Neckar.
Tras el fin de la monarquía, el jardín de recreo real se abrió al público como jardín botánico. Sin embargo, la historia zoológica de Wilhelma no comenzó hasta después de la Segunda Guerra Mundial, con una exposición en el acuario en 1949, a la que siguieron otras exposiciones con animales vivos y, tras cada una de ellas, los animales salvajes permanecían en Wilhelma.
Parque histórico protegido como monumento
En la actualidad, Wilhelma es la única institución de Alemania que combina un zoológico y un jardín botánico. Con unas 1.200 especies animales, Wilhelma es uno de los zoológicos más ricos en especies del mundo. La población vegetal es impresionante, con más de 8.500 especies y variedades diferentes.
El parque del siglo XIX es también un monumento cultural protegido. Y los edificios de estilo morisco aún desprenden un singular aire oriental. Wilhelma también tiene un regalo especial para los enamorados que busquen un lugar muy especial para casarse: las parejas pueden darse el "sí, quiero" en el Salón Damasceno, de estilo romántico-oriental.