Cuando los lugareños hablan del Birkenkopf, suelen llamarlo "Monte Scherbelino". Y los visitantes se dan cuenta de que "Scherbenberg" es un nombre acertado cuando llegan a la cima: escombros grises y restos de fachadas se amontonan por todas partes, con vegetación asomando entre las grietas.
Antes de la Segunda Guerra Mundial, el Birkenkopf era unos 40 metros más pequeño. Los bombardeos aéreos sobre Stuttgart a finales de la Segunda Guerra Mundial provocaron una gran cantidad de escombros en la ciudad. Parte de ellos se depositaron en el Birkenkopf entre 1953 y 1957 y la colina alcanzó finalmente su altura actual. Si te fijas bien, reconocerás uno o dos detalles: una losa sepulcral, relieves, columnas rotas y mucho más.
Monumento conmemorativo con una vista maravillosa
El "Monte Scherbelino" de Stuttgart es a la vez un monumento y un memorial. Una placa recuerda la historia de su creación: "Este monte, amontonado entre las ruinas de la ciudad tras la Segunda Guerra Mundial, se erige como monumento a las víctimas y advertencia a los vivos". En la cima está entronizada una cruz, bajo la cual se celebran oficios religiosos en verano.
Quienes suben a este pedazo de la historia de la ciudad de Stuttgart se ven recompensados con una vista maravillosa. Cuando hace buen tiempo, la vista se extiende hasta el Alb de Suabia.