Cualquiera que esté delante del mercado de Stuttgart no se imagina lo que le espera dentro. Desde fuera, la fachada con sus arcadas, torres y ventanales de estilo Art Nouveau parece bastante cerrada. Sin embargo, al entrar en el mercado, el visitante se encuentra con una luminosa sala de ventas totalmente libre de pilares. El techo de cristal está sostenido por una sofisticada construcción de vigas de hormigón armado. Desde la galería, se tiene una vista maravillosa del bullicio del mercado.
Pero este ambiente histórico casi desapareció. A principios de los años setenta, el futuro del edificio era objeto de debate. Se consideró económicamente inviable y, por tanto, debía dejar paso a un nuevo edificio. En 1971, el ayuntamiento decidió conservarlo por mayoría de un solo voto. Una decisión que no es necesario repetir, ya que el mercado de Stuttgart es un edificio protegido desde 1972. Al mismo tiempo, se reconoció el trabajo especial del arquitecto Martin Elsaesser.
Un popular punto de encuentro para entendidos y nostálgicos
El mercado es el punto de encuentro preferido de lugareños y turistas en lo que a delicias culinarias se refiere: hay todo tipo de frutas y verduras, embutidos y productos cárnicos, especias, flores y mucho más. Visitarlo es un auténtico placer para los sentidos.
La sala del mercado tiene otra característica especial: bajo su techo se encuentran las vías del tranvía más antiguas que se conservan en la ciudad. Durante décadas, las mercancías de los comerciantes llegaban al mercado en trenes especiales. Todavía se conservan unos 20 metros de estas antiguas vías.