Desgraciadamente, no se sabe cuándo se colocó la primera piedra de la colegiata. Debió de ser en algún momento de los siglos X u XI. En aquella época, aún era una sencilla iglesia de pueblo y no fue hasta 1240 cuando se convirtió en una iglesia señorial de tres naves. A lo largo de los siglos, la colegiata fue remodelada y ampliada en repetidas ocasiones, lo que se refleja en su arquitectura. Si sabe orientarse, podrá descubrir los diferentes periodos estilísticos en la colegiata y sus alrededores.
Las diferentes torres son especialmente llamativas y siguen siendo hasta hoy su seña de identidad inconfundible. La torre sur, cuadrada y con tejado puntiagudo, se alza frente a la torre oeste, octogonal y con tejado plano. En un principio, también se proyectó una aguja puntiaguda para la torre oeste. Sin embargo, la Reforma paralizó las obras y frustró los planes de construcción.
Por cierto, una de las tradiciones más antiguas de Stuttgart también está vinculada a la colegiata: desde hace más de 400 años se interpretan desde la torre oeste antiguos himnos eclesiásticos. Los "Turmbläser" existen desde 1618, cuando un cuarteto de metales deleitaba con su música a los transeúntes y visitantes del mercado cinco veces por semana. Hoy en día, los músicos de la torre siguen actuando dos veces por semana: los martes y los jueves a las 8.45 h.