En la capital del estado hay más de 40 cementerios municipales. Entre ellos hay algunos lugares especialmente impresionantes.
El cementerio de Hoppenlauf, en el centro de Stuttgart, es el más antiguo de la ciudad. Fue trazado en el siglo XVII como "cementerio hospital" y cuenta con una histórica sección judía. Si hoy pasea entre las antiguas lápidas, descubrirá algún que otro nombre conocido, ya que aquí están enterrados los poetas Wilhelm Hauff, Gustav Schwab y el escultor Heinrich Dannecker.
El Cementerio de Praga, al norte de Stuttgart, merece una visita por sus numerosos edificios históricos. Merecen especial atención el crematorio Art Nouveau y la iglesia ortodoxa rusa de San Alejandro Nevski. El cementerio de Praga es también el lugar de descanso final de conocidas personalidades, como el poeta Eduard Mörike o el inventor del Zeppelin, Ferdinand von Zeppelin.
El cementerio forestal de Stuttgart-Degerloch es uno de los más idílicos de la capital del Estado federado. En no sólo se encuentra el cementerio más grande de Stuttgart en cuanto a superficie, sino que además está situado en un entorno especialmente tranquilo, en el bosque mixto de Degerloch. El viaje en el histórico funicular desde la Südheimer Platz ya es de por sí una atracción. El cementerio merece una visita especialmente a principios de verano, cuando los rododendros florecen en numerosas tumbas y acentúan el carácter de parque del recinto. Además de tres monumentos conmemorativos a los caídos en las dos guerras mundiales del siglo XX, los visitantes encontrarán aquí toda una serie de tumbas de celebridades. Aquí descansan numerosos políticos, entre ellos el primer Presidente de la República Federal de Alemania, Theodor Heuss. También fueron enterrados aquí conocidos empresarios, como Robert Bosch y Eduard Breuninger, e influyentes artistas, como Oskar Schlemmer, Otto Herbert Hajek y Paul Bonatz.
Jardín, cementerio y oficina forestal
